La neurodidáctica es una disciplina que se aplica en el ámbito escolar, mayormente, pero que apenas tiene cabida en el profesional.
Maribel Bainad, en calidad de experta en neurodidáctica en ámbito profesional, abordó esta píldora a través del planteamiento problema-solución. El problema es que el objetivo de la formación debe ser capacitar a las personas. Si las metodologías formativas empleadas no están alineadas con la forma de aprendizaje del cerebro, lo que se consigue es familiarizar con un tema y otorgar un diploma por superar un examen. La desmoralizadora realidad actual es que, pocos días después de terminar una formación, más del 80% de estos conocimientos se habrán olvidado. De esta forma, la persona no será capaz de emplearlos en sus desafíos profesionales del futuro.
La neurodidáctica como nueva disciplina para el aprendizaje
¿Existe alguna solución? La neurodidáctica es la rama de las neurociencias que investiga con qué técnicas se consigue un aprendizaje más efectivo. Hay que tener en cuenta que aprender no es más que generar nuevas conexiones neuronales y conseguir estabilizarlas para que no se suelten poco después, si resultan ser poco utilizadas.
Hoy nadie discute que la formación pasiva es ineficiente, bien sea presencial u online, ya que para aprender es necesario que el formador haga procesar mentalmente a sus alumnos cada concepto que imparte, para que lo interpreten de forma coherente con sus conocimientos previos. También es importante diseñar un proceso posterior de consolidación, en el que se ordene y estructure la información de forma estable, que lleve a las personas no sólo a recordar y dominar los conocimientos, sino también a aplicarlos con excelencia tras haber entrenado las rutas neuronales que permiten recuperar con agilidad aquello bien almacenado en la memoria.
Claves para consolidar lo aprendido
Las claves principales de la consolidación del aprendizaje, que consiguen trasladar lo aprendido a la memoria a largo plazo, pueden resumirse en 5 puntos.
1. Pensar
La técnica de estudio que se consideró más eficiente para retener los conceptos a largo plazo es la autoevaluación respondiendo a cuestionarios multirespuesta. Los test o quiz deben, por tanto, empezar a ser considerados como potentes herramientas de aprendizaje y no solo herramientas de evaluación. Estos llegan a multiplicar por cinco la retención cuando dan corrección diferida y una explicación aclaratoria. Al responder preguntas sin consecuencias negativas, en caso de fallarlas, practicamos el recuperado de los conceptos de nuestra memoria. Así, se genera curiosidad y se aprende de los errores cometidos, lo que aumentará la atención para procurar no repetirlos.
2. Practicar
Recibir un único impacto formativo de cada concepto no es suficiente para retenerlo. El formador puede planificar una serie de revisiones activas de lo que ha impartido antes de iniciar cada nuevo tema, forzando a los alumnos a procesar la información mentalmente de nuevo. Con cada repaso se va a atenuar la pendiente de la curva del olvido del concepto, hasta quedar consolidado. El número de repeticiones necesarias dependerá de la base de conocimientos previos al curso de los que parte cada alumno. La periodicidad ideal de estos repasos se ha comprobado que es a intervalos crecientes de tiempo: al día siguiente, una semana después, tres semanas después, etc.; o bien en fracciones del 10-20% del tiempo tras el que queramos seguir recordando el concepto. Por ejemplo, si queremos mantener algo fresco durante dos años, hay que rememorar el contenido del curso al menos cada cinco meses.
3. Elaborar
¿Os habéis fijado que quien más aprende de una formación es el profesor? El motivo es que ha tenido que buscar, analizar, resumir, estructurar y contextualizar la información del temario para facilitar la comprensión a los alumnos y, para ello, ha realizado un trabajo muy profundo de procesado mental de cada concepto. Podemos integrar esta posibilidad en las formaciones haciendo que los alumnos elaboren parte del temario a tratar o un aprendizaje basado en proyectos que luego expongan a los compañeros.
4. Relacionar
La capacidad de atención profunda de las personas es muy limitada y difícilmente se puede atender al profesor más de 15-25 minutos sin que la mente se evada en pensamientos personales o quede en estado de reposo. Existen técnicas que permiten prolongar el tiempo productivo de atención como, por ejemplo, cambiar de tema cada veinte minutos o bien intercalar momentos de explicación pasiva con momentos de ejercicios prácticos que contribuyan a relacionar y entender bien lo explicado. Combinar distintos formatos para impartir la formación también es efectivo al ofrecer varias perspectivas, por ejemplo: explicación oral + lectura de documento de ampliación + trabajar en un caso práctico + un juego de preguntas.
5. Motivar
Es imposible aprender algo a desgana o si no despierta ninguna emoción. Para procurar que el contenido resulte motivador, el formador debe transmitir a los alumnos la utilidad de lo que les va a explicar. De esta manera, se generará curiosidad por querer saberlo y dominarlo.
La técnica que en la última década más está ayudando a muchos formadores a potenciar esta motivación es la gamificación, apoyada generalmente en las TIC. Un metaanálisis mostró que los videojuegos formativos de media resultan 17% más efectivos que una clase y 5% más que un debate. No solamente mejoran el volumen de conocimientos aprendidos y su tiempo de retención, sino que las personas que aprenden con ellos se sienten un 20% más capacitadas que quienes lo hacen con metodologías tradicionales. El juego elegido debe ser coherente con los puntos anteriores y si, por ejemplo, es un quiz de preguntas, debe dejar tiempo suficiente para pensar con tranquilidad las respuestas, pues si causara estrés poniendo prisas, interferiría negativamente en el procesado y almacenamiento de los nuevos conocimientos en la memoria y no se retendrían.